martes, 30 de noviembre de 2010

Good bye Leslie



El pasado 28 de Noviembre de 2010 murió el actor cómico Leslie Nielsen. Sin duda, supone una despedida para los nostálgicos del cine de comedia americana absurda que surgió a finales de los 70 y comienzos de los 80, y que ha perdurado hasta día de hoy, con las insufribles "lo que sea-movie". Este actor que hizo reir a millones de personas en todo el mundo... menos a mí. Vale, no me hacía gracia. Personalmente creo que sus películas se sostienen por la novedad de las bromas que rompen el esquema narrativo, durante 20 minutos... de ahí en adelante, un gag tras otro acaba por agotar, y provocar la pérdida de atención e interés (y soy consciente de que hablo por mi mismo). Pero, digamos que el no dirigía las películas (de eso se ocupaban los hermanos Zucker, y Abrahams, los ZAZ, ellos son los culpables). El sólo actuaba. Con seriedad y entusiasmo. Tenía una auténtica devoción por su oficio, el cual empezó haciendo papeles dramáticos y sobretodo de villano. Si. La mayor parte de su trayectoria, la han ocupado papeles que poco tienen que ver con lo que nos ha mostrado en las últimas décadas (su último papel de villano en Creepshow es impecable), pero sin embargo, cautivó a la gente por esto mismo, su humor. Era un hombre con sentido del humor, algo que sólo nos pudo demostrar en su última etapa. Y sobretodo era un hombre con pasión por su oficio. El cine. Este señor pasó por la recta final de su carrera cuando muchos de nosotros no habíamos nacido aún. Y pudo relanzarla hasta el día de hoy (Spanish Movie), una vez comenzó a hacer algo en lo que creía. Que la gente se riese. Cine "de risa", como puede denominarse despectivamente. Sinceramente, aunque no me hiciesen gracia sus películas, sólo por esto se ha ganado mi respeto.

A serbian film

Sitges calling...

¿Cómo no verla, si era la brutalidad del año? Cualquier cinefago que se tercie estaría muy interesado en la experiencia visceral y extrema que prometía este film. Desde luego fue mi caso, junto con el de muchos otros. Fui allí, y obtuve lo que quise: Algunas secuencias de sexo softcore, y violencia muy impactantes. Pero no me llevé más fuera de la sala. Salvo la satisfacción del morbo. Este, para mí, es el único fin de la película. Satisfacer el morbo, que en su misma promoción crea. Y por tanto, deja una sensación de vacío una vez se ha visto. Quiero decir con esto que la película en sí, no funciona sin la leyenda y la propaganda que hay previamente. Porque está ahí, pero sin las habladurías y rumores, pocos serán los que vean una película serbia ultraviolenta, ya que de eso (películas excesivas), amigos míos, estamos servidos en el séptimo arte. La atracción de A Serbian Film, reside en la emoción, la expectación y el escándalo que suscitan sus opiniones, críticas o noticias, el boca a boca, y finalmente, los primeros 20 minutos. De ahí en adelante, una película vacía. Eso sí con una fotografía muy trabajada.



Es aquí cuando “le ves el plumero” al director. Que ante los medios se disculpa diciendo que su intención era mostrar sus sentimientos de impotencia ante la situación en Serbia, una metáfora del malestar de la población con su gobierno… No creo que sea así, al menos no logra transmitirlo. Lo que particularmente pienso, es que quería rodar un film con determinadas pautas (violencia y sexo), y disfrutar, porqué no, con la catarsis, la liberación de esos instintos… Y sobretodo, con la provocación. No me parece mal, ni siquiera enfermizo. Es humano, todos tenemos pulsiones eróticas y violentas. Lo que realmente considero, es que es algo muy ingenuo. Y los mismos medios caen en el juego tonto, escandalizándose y exacerbando lo nocivo de la película, hablando incluso condenar a prisión al director de Sitges por pasarla en el festival de marras. Una pena. Sin darse cuenta entran en la dinámica de la misma atracción que ofrece el film. Provocando que mucha gente acabe por visionar una película que realmente… No es para tanto.

Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas



Sitges calling...

Hablábamos en Sitges sobre la película A Serbian Film, como la polémica del año en el festival. Bien. Sinceramente, yo creo que la polémica está verdaderamente servida con esta película del director tailandés Apichatpong Weerasethakul (admito que no sé escribirlo, lo he mirado en Google). Y es que el cine que realiza este director polariza muchísimo la opinión y la crítica. Obviamente, quienes estuvimos allí, presenciamos este resultado final (para mí el más interesante), el momento en el que se intercambian opiniones, resoplidos, maldiciones, suspiros y alabanzas… Obviamente creo que aquello que el director refleja en su película es algo en lo que él cree, algo en lo que realmente ha puesto toda su alma. Pero aquí, por lo que vi, se corre el peligro de bloquear la entrada a muchas otras formas de ver o sentir el cine. Hay gente que no está en la misma frecuencia de este señor. Desde luego aquellos que no están en esta línea, no son los incultos o insensibles… sino otra parte del conjunto de espectadores interesados (eso sí) en el cine.

Digo que me interesó la “post-película”, no sólo porque comentar el visionado implique tomar unas cervezas en un bar con los amigos (que también), sino porque uno percibe una realidad que no se muestra en las revistas de cine, ni en los artículos de los críticos. Uno ve el interés por mostrar una opinión, que hace de sí misma una moda. Y aquí es donde entra el cinismo general suscitado por la película. Es el momento, de unirse junto a la opinión generalizada de que es una maravillosa película. Es novedosa. Es distinta. Su tempo, su fotografía y sus planos, la señalan inequívocamente como asiática e independiente, y además los festivales la respaldan. Ideal para calificarla como innegable obra maestra. Bueno, este no fue el resultado. No se hablaron en las revistas de las opiniones del público en Sitges, de las votaciones. Son muy distintas. Desde luego, creo que la crítica tiende a encumbrar sus opiniones y a los que por fuerza deben ser “nuevos artistas”, perdiendo así la noción de realidad, y dejando de lado el sentido común, pues, para ellos no hay nada malo en la película, únicamente las gansadas que dicen los detractores (y esto es casi literal). Un desprecio totalmente poético hacia esa “tontería” llamada coherencia (Carlos Boyero).



Desde luego, sumo al carro del cinismo aquellas opiniones clásicas y rancias, que enfurecidas (no sé muy bien porqué), tachan de bodrio absoluto películas como esta. Sinceramente, creo que es ridiculizar mucho la sensibilidad creativa de un artista, decir que su obra es mierda, está hecha sin sentido, o que no aporta nada, para más inri. No amigos. Esta película aporta su granito de arena, como tantas otras, a la cinematografía. Es más, es bueno para un festival como Sitges, nuevas miradas hacia lo fantástico. Pienso que aporta frescura al género. Eso sí, después dependerá el criterio de cada uno para fijarse en la obra, interesarse o prescindir de ella. Sin olvidar, claro está, que se trata de una película. Con cosas BUENAS y MALAS, pues la pasión suele traicionarnos y hacernos llevar todo a polos extremos; y sintiéndolo mucho, no existen.

Monsters

Sitges calling...



Si nos ceñimos al lenguaje cinematográfico, considero que deberíamos referirnos a Monsters como una película de serie b. Quizás lo sea. Por lo que dijo Gareth Edwards, su director, sobre el presupuesto y las influencias de los años cincuenta que le incitaron a realizar esta película, desde luego facilita muchísimo el colocarle ese género, estilo, modelo de producción o lo que queráis… Sin embargo, más allá de tratarse de ciencia ficción, y de ubicarse en el festival de Sitges en su primera proyección aquí en España, diría que se trata de una película social que retrata la relación de dos personajes en una situación extrema, y por extensión, su romance. ¿Un romance social? Bueno, quizás no sea exactamente esa su definición más correcta, pues los aliens, están ahí. Se presienten más de lo que se muestran, pero uno nota que acechan, que los protagonistas atraviesan una zona infectada, paradójica. Al igual que en Stalker de Tarkovsky, Gareth realiza un excelente ejercicio de sugerir lo irreal, lo ficticio (obviamente, con menos pretensiones). De esta manera aceptamos ciencia ficción como género fílmico para Monsters (es un coñazo esto de clasificar por géneros las cosas, lo sé), pero tan sólo quiero resaltar una faceta que en su promoción, quizás no se aprecie, y que merece tener en cuenta en pro de un acercamiento al cine de género más fresco e innovador que se ha visto este año en Sitges. Os animo a disfrutar de este film, totalmente redondo, y muy interesante.



PD. No os preocupéis, podréis disfrutar de criaturas con tentáculos, porque aparecer, sí aparecen… Pero pronto veréis que están en un segundo plano.

sábado, 23 de octubre de 2010

Legend of the fist: The return of Chen Zhen



Sitges Calling...

Creo que los presentes tuvimos que observar detenidamente el título antes de entrar: "The RETURN of Chen Zhen". Si visionas una película en la que alguien regresa, mal asunto. Se supone que el presonaje regresa porque antes ha estado, luego antes le has tenido que conocer, y como mínimo empatizar con él para esperar a su regreso. Si nuestro amigo Chen Zhen regresa, y yo no le conocía de nada... mal empezamos.

El director de cine de artes marciales, Andrew lau, nos cuenta en esta ocasión la historia (y aquí es donde wikipedia sale al campo de juego) de un personaje que popularizó el conocido Bruce Lee (El Che Guevara del cine de acción oriental). Fist of Fury (1972) se llamaba la película que interpretó, y Chen Zhen resultaba ser un enmascarado, un vigilante que entorno a la Segunda Guerra Mundial, defendía a pueblo chino frente a Japón a base de kung-fu, en mitad de lo que se conoció como la Segunda Guerra Chino-Japonesa. Obviamente, esto tuvo mucho éxito en China; Kung-fu + los chinos mandan= Éxito asegurado. Entorno a 1995, se decidió hacer una serie de esta especie de Captián China (aunque sin suero de supersoldado), bautizada con el nombre de la película del 72. Resta decir que también caló en la mente de los chinos.



Bueno, pues si me veo esta película de buenas a primeras, pasan varias cosas: Primero, no empatizo con el personaje. Segundo, me da la sensación de que la película está hecha para ser ni mas ni menos que "el regreso de Chen Zhen", y que eso debe atraer lo suficiente como para que no importe demasiado el guión, sencillamente porque se trata de un elemento de culto, que para mí no es culto. Imaginad de a alguien de India o China le pusiesemos una "peli" llamada: Legend of the Slayer: The return of Buffy, ¿me entendéis?. Entonces, éste es el punto en el que me doy cuenta de que, pese a las maravillas de coreografías de combates, y a la adecuada fotografía, estoy viendo una película vacía de contenido. Esto pasa porque no sólo se centran en el personaje como fenómeno, sino que además hacen un considerable esfuerzo propagandístico, para situar la que fué una etapa de la historia, enmarcarla, y contar su versión de los hechos, confundiendo así al espectador. Pues esto requiere tiempo, y personajes (personajes difíciles de distinguir entre sí mediante los rasgos, siendo honestos).



Mirad, repito que quizás soy yo. Vamos, que puede ser cosa mía.... Pero antes me pongo una del mismo Bruce Lee, y listos.

Rubber


Sitges calling...

Admito que no os he reportado todo cuanto vi en Sitges de manera cronológica, ni siquiera dentro de fecha. Bueno, pido discuplas de nuevo. El caso es que de igual forma vais a poder leer todo lo que visioné. Aunque sea con un poco de retraso. Pero lo prometido es deuda.

Esta película, Rubber, es la historia de una rueda de coche asesina, con poderes telepáticos. No, no es una broma. Tampoco es serie z. Si, el argumento inicial es hilarante, absurdo diría yo. Hasta el momento en que la ví, no pude convencer a nadie de que sería una buena película, yo creía esto por el trailer (que es increíble), las críticas suscitadas, y el apoyo que trajo desde Cannes. El caso es que su sinopsis creaba una barrera de prejuicios demasiado fuerte para derribar sin más argumentos, que "he leído que es buena". Debía verla para defenderla, y Sitges era el lugar y el momento perfectos para hacerlo.



Una vez vista; diría que Rubber no tiene una narrativa concreta (¿debe tenerla?), tampoco tiene estados dramáticos definidos (¿acaso los necesita?). No, Quentin Dupieux es un cineasta de autor, que quiere reformular la narrativa imperante en el cine comercial de Hollywood con esta película, eso si, con ironía. Bueno, por ahora espero que al haber oído la palabra "autor", comiencen a sucederse cambios en los molestos juicios a priori. Pues sigo, la película funciona a la perfección, pues ya en su prólogo perpara mental y espiritualmente a la audiencia para lo que van a ver. De buenas a primeras, sigue sorprendiendo pese a esta "advertencia inicial" el ver cómo comienza la vida para éste objeto, y cómo descubre la capacidad de destruir innata en todo ser (una rueda inclusive), y cómo, de un súbito lapso evolutivo, sofistica esta manera de acabar con las vidas de otros seres. De verdad, no estoy sobreinterpretando, pero apostaría a que la sala se quedó compungida por la manera en la que se refería a nosotros, al ser humano. Bueno, no se porqué estoy hablando de la película. No merece la pena hablar de ella. Aquí estamos ante un fenómeno. Un hecho que se llama "prejuicio", y hay que desmontarlo. Creo que puedo defender esta película una vez la he visto, repito que la sinopsis no lo es todo. Hay algo más detras de todo esto. No deberíamos anteponer una crítica a algo que suena disparatado, o irreal... porque el cine es irreal y disparatado. Pienso que es esencial tener claro esto último, para mí, construye la esencia misma de las películas. En cualquier caso, es impresicindible ver algo para hablar de ello, una crítica de algo que no existe en la mente del que está exponiendola, sencillamente no es nada, porque no hay nada de que hablar.

Dejo el debate medioabierto, y me centro en lo que me ocupa. Decir que el final concluye con un epílogo en esta ocasión, a modo de moraleja. Una moraleja para nosotros, los espectadores. Que por cierto, también aparecemos en la película. Pero bueno, repito, no diré más. Tenéis que verla.

jueves, 14 de octubre de 2010

Norweigan ninja

Sitges calling...

Thomas Cappelen Malling, se me hace todavía un director desconocido. Presentó en este festival una película sobre un comandante noruego, y su tropa de ninjas de élite, que salvaron Noruega durante la guerra fría ante toda posible intervención violenta por parte de Rusia o los EE. UU. En las noticias fue retransmitida su apariencia como la de un peligroso espía, pero lo que nadie sabía, es que realmente era un poderoso sensei. Amigos, estamos ante hechos reales.



Como he dicho, el director se presentó al público minutos antes de la proyección del film. Mi simpatía y la de muchos le fueron regaladas sin reparo debido al derroche de entusiasmo y sentido del humor que mostró en el poco tiempo que le dejaron hablar. Este hombre estaba realmente motivado e ilusionado con su trabajo. Merecido aplauso.

Respecto a su film. Bueno, hay diversidad de opiniones, pero ninguna de estas termina de verlo como una obra redonda, o una buena obra. Tiene cualidades positivas, pero no remata el conjunto fílmico. Sobretodo narrativamente.

El comienzo es brutal, con un estilo documental de los ochenta y una textura cercana casi al súper ocho, nos muestra un vídeo clandestino que presenta a este peculiar clan. Es un derroche auténtico de sentido del humor ácido e inteligente. Muchos de los presentes lo identificaron con el sello Monthy Pyton. Y es que es obvia una influencia de éste tipo, no sólo en el ámbito humorístico, sino en el formal; por las maquetas y decorados abusivamente falseados en ocasiones, por los interludios, o cortes de la narrativa para explicar cualquier arma, gadget o misión a cumplir, por el absurdo como fin cómico, etc.



Por otro lado, subrayo que la narrativa avanza a trompicones, de manera extraña e imprecisa. La información se dosifica mal, y ello contribuye a cierto caos en el receptor. A esto se le suma que la película es excesivamente localista en cuanto a política noruega se refiere.

En definitiva es una película confusa, y a expensas de rematar. Pero tiene un director en el que un servidor confía por su atrevimiento al contar esta historia, de ésta manera, y con esa fotografía video-vintage, que repito… me gustó.

Zebraman. Attack on Zebra City


Sitges calling…

Bien, para empezar a hablar del asunto de Sitges, ¿Qué mejor que abrir boca con una de las locuras del bueno de Takashi Miike? Y encima se trata de una de superhéroes. ¡Zebraman, attack on Zebra City! Menuda tela.

Bueno, antes de nada, comentar que esta película se trata de una secuela de la precuela Zebraman (a secas), la cual me he ocupado también de ver por la cosa de la continuidad. Y es que hay continuidad entre ambas aunque no lo parezca. Digamos que es una saga completa.

Bien, para empezar esta “saga” trata de nuevo el asunto de los superhéroes, si, puede que el tema resulte un tanto trillado (aunque para un servidor, es una fuente inagotable), pero abarca unos metahumanos que nos resultan un tanto ajenos a los occidentales. El arquetipo del superhéroe japonés. Hay miles de ejemplos que os puedo referir para que me entendáis: Astro boy, Muscle Man, Ultraman, Power rangers, Bio man, Mazinger Z… Bien, pues en este caso hablo de un hombre-cebra que está dispuesto a repeler todos los ataques alienigenas que amenacen la tierra bajo el grito de guerra; “¡Éxtasis blanco y negro!”.



La historia se enmarca en Japon, donde un ciudadano como otros tantos se obsesiona con la figura de este mítico personaje de las series de su infancia. Este triste profesor de preescolar al que ignoran su mujer, sus hijos, y sus compañeros de trabajo, decide enfundarse un día un traje hecho por sí mismo con cartón y tela, emulando al superhéroe nipón. Todo hasta aquí, tiene un atractivo rollo Kick-ass pero a la japonesa… Hasta que a Miike se le va la cabeza. Entonces aparecen los aliens, y los superpoderes sin explicación o motivo alguno, y las tramas enrevesadas y absurdas. En fin, como uno no espera gran cosa, se centra tan sólo en pasar el rato (aunque a veces cuesta un poco).

La secuela es formalmente una vuelta de tuerca. Aquí el nivel sube tanto hablando de lo excesivo del guión, como de los efectos especiales… y si dejar de lado la estética. A diferencia de la primera parte; la continuación es un delirio pop y videoclipero. Donde Zebraman tendrá que salvar de nuevo Japón (ahora rebautizado Zebra City) de un régimen autoritario del estilo 1984. Esta parte es muy interesante, pero lógicamente los aliens de la primera parte vuelven a aparecer (que ya podían cambiar de monstruito al menos), y no se les puede matar como en la primera porque… porque no. En cualquier caso, Miike libera de toda pretensión esta última parte de la saga, ofreciéndonos luchas clásicas de las series japonesas, mega batallas al más puro estilo Dragon Ball Z (fusiones incluidas), chistes de lo más surrealistas… y colores, muchas luces y colores.



Al fin y al cabo se agradece, y más a altas horas de la madrugada.

martes, 12 de octubre de 2010

Banksy strikes back!!!


Queridos lectores, tenéis que ver este vídeo antes de que la Fox lo elimine por completo de internet. Hasta ahora han desasparecido bastantes reproducciones. Pero se siguen colgando.

Se trata de uno de los artistas más controvertidos del siglo XXI. Es una especie de superhéroe, un vigilante del arte. Nunca se le ha visto, no se sabe su identidad; pero su obra se ha extendido ya por todo el mundo. Originales y extravagantes graffitis de impactante contenido, performances que dejan sin habla a más de uno, reivindicaciónes virales que escapan a nuestra comprensión, no sólo por su método, sino por la manera en las que ha podido llevarlas a cabo. Bueno, no me extiendo más, aquí podéis iniciar vuestra búsqueda hacia esta maravillosa, misteriosa y deslumbrante personalidad del arte.

El video de marras es una animación que él mismo ha dirigido para el famoso gag del sofá de Los Simpson. Este, sin duda, pasará a la historia como el homenaje más polémico de esta serie. Ha habido mucha controversia en la propia Fox para emitirlo, pero aun así, Los Simpson mandan. Y ellos sólo tienen la elegancia y la valentía de mostrar esta critica tan brutal hacia ellos mismos, y lo que han creado a lo largo de estos 20 años de éxitos.

Disfrutadlo lo antes posible, por favor.

lunes, 11 de octubre de 2010

Sitges calling...



Bien, no sé si se me habrá echado de menos. No creo, bueno, algún que otro desalmado en busca de lecturas aleatorias e inexpertas sobre cine quizás. Es lo mismo, a mis pocos lectores les saludo con el mismo cariño e ilusión con el que saludaría a millones de seguidores (bueno, ante eso huiría aterrado). Queridos míos. Mis cinéfagos. Mis freaks. Espero volver de la interzona para quedarme. Por lo menos lo hago con fuerzas. Con ilusión. Y con algo que pegará fuerte, y que espero que os guste.

¡ESTOY EN SITGES! (¿Estoy en Sitges?). Si, por fin se cumple mi sueño, mi ansiado delirio de la adolescencia temprana. Estoy por y para varios motivos. Primero, para disfrutar. Segundo, es largo de explicar. Y tercero, para informar. Para exponer a quienes se animen a subirse de nuevo a este irregular tranvía, todo el material que se presenta en este pequeño pueblo de en sueño, donde el cine fantástico, se hace real y por tanto, las historias reales, son inverosímiles y fantásticas. He aterrizado hace más bien poco. Aquí el clima es una delicia (el meteorológico tampoco está mal), hay freaks du cinemà por doquier. Están (me incluyo) por todos lados. Poblamos cada esquina habitable, hablando de cinematografía de género, culto, sci-fi, animación, etc. Comprando merchandising afín a sus gustos; Camisetas, cromos, estampas, juguetitos, gadgets, comics, posters… y por supuesto, películas de importación. Y lo más esencial… Viendo cine. Un cine magnífico, divertido, apasionante. Un cine que satisface el gusto de todo aquel gourmet del celuloide. Del que, en su amplio consumo de imágenes, necesita inexorablemente un momento para el universo de lo fantástico y su amplísima gama. Obviamente, un servidor, es uno de ellos.



Pues bien, retomaré mi habito comunicativo retratándoos, compartiendo y opinando sobre todo aquello que vea y oiga principalmente. Sobre toda experiencia que obtenga de este lugar en éste momento. Un camino que cerraré con una opinión final sobre lo vivido, y con el que espero ante todo, animaros a vivir esta increíble experiencia cinematográfica… y a ver cine, dicho sea de paso.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Vlad von Marvel

Para todos aquellos que se consideren seguidores de la franquicia de tebeos Marvel Comics, y aquellos que adoren el cine, y hayan degustado muchos clásicos de terror, como poco esta reseña no les dejará indiferentes. Eso seguro.

Muy dura fue la etapa de los 90 y principios del 2000, en la que la línea argumental de Marvel y sus personajes se perdió, se disolvió en tramas incongruentes, insípidas, sin sentido, y en algún que otro arco argumental ramplón (Vease Ongslauht, de X-Men). Algo que no pudo, por menos, tachar a esta gran editorial, de industria preocupada tán sólo del merchandicing, (que lo es) desinteresada por completo de obtener tramas e historias contundentes. Éstos ultimos años, un servidor, se ve realmente congratulado de la intención creativa desarrollada por la empresa de marras. Su apuesta por nuevos (y no tan nuevos) guionistas para desarrollar historias e incluso sagas, y cómo no, su incursión en el mundo del cine como productora de sus propios personajes (lo cual no ha dado un disgusto grave por el momento).
Dichas sagas se han preocupado de unir al multiverso Marvel en acontecimientos que de un modo u otro afectaban a todos sus personajes (Civil War, World War Hulk, Invasión Skrull...), y no digo que anteriormente no se hubiese hecho, pero estas sagas no sólo estan impregnadas de una nueva generación de creadores (guionistas, dibujantes, entintadores...), sino que sus nuevas formas de lanzamiento hasta ahora inexistentes (Civil War), su repercusión en todo el entramado Marvel, su realismo, y sus magníficas campañas (Civil War de nuevo... lo sé), hacen que sus seguidores hayamos confiado de nuevo en una nueva edad de oro de los comics.

Veo este ímpetu en una nueva saga dedicada ahora al grupo X-Force (no me detendré a hablar de ellos, consultad wikipedia mejor), una saga llamada Necrosha. Dicha aventura involucra ahora a la mayoría de mutantes del mundo Marvel, los cuales se ven atrapados en las garras de una villana que ha desatado toda una horda de vampiros con superpoderes. Si, vampiros y mutantes (¿no suena divertido?). El caso, es que la factoría de ideas ha planificado una campaña en la que sus clientes tienen la opción de escoger entre un número con una portada normal, al uso... O el mismo número con una portada cuyo diseño responde al de una película de terror del género vampírico.

Sí. La posibilidad de coleccionar esta saga con los clásicos del cine de vampiros reflejados en sus portadas no es más que otra pequeña estrategia de márqueting. Poco dice de la calidad del contenido. De momento. Pero hasta ahora, lo poco que os puedeo decir es que merece la pena echar un vistazo al resultado.











Si os han gustado, mirad el resto de ellas aquí.

miércoles, 28 de julio de 2010

Big

-Toy Story 3-
Lee Unkrich (PIXAR)

Llega un momento en la vida de todo niño, en el que ha de elegir entre ser mayor (con todo lo que ello implica), o ser un niño de por vida. Débil, inseguro y dependiente. ¡Madura de una vez! Deja de imaginar. No sonrías. Ahora estudias o trabajas. Se serio. Deja de divertirte. En definitiva, tira los juguetes. Pasaste a otro nivel chico, olvida todo lo anterior y mira adelante con seguridad. Firmeza. Y avanza con ambición. Piensa que todo lo que te hacía disfrutar y ver cada día con la ilusión de jugar, y sentir que aún hay una eternidad por delante, no hace más que perjudicarte. Sabios consejos que me dan la sociedad actual y mi entorno. Porque todos cambiamos, y todo cambia. Es ineludible.



Los creadores de genialidades de la animación como Buscando a Nemo, y Monstruos S.A, nos han deleitado con el (esperemos) cierre de la trilogía de los juguetes aventureros. Toy Story. Una historia de juguetes. Una agridulce historia de las gestas de unos juguetes. Pensando en esta película, y en su devenir anterior me pregunto: ¿Cómo unas aventuras de proporciones épicas pueden dejarnos un poso de sensibilidad y sentimientos tan profundo como la que nos ocupa en éste momento? Para mí, casi al nivel de The Matrix a la hora de equilibrar acción/reflexión.

Para empezar, toda la obra nos hace ver en cierto modo el valor de la imaginación asociado a un consumo responsable en la sociedad global que hoy nos toca vivir. Jugar e imaginar con tus juguetes de siempre tiene más valor que comprar juguetes sin cesar. La aventura que uno desarrolle en su mente aquí es la clave. Niños que apenas recurren a la interactividad de los nuevos medios. Una nueva esperanza plasmada en la personalidad de una pequeña protagonista. Peluches y muñecos de trapo hechos a mano siguen siendo su vía de escape. El valor de una imaginación desbordante. Jugar.
Por otro lado, tenemos también una sincera reflexión sobre la vida como ciclo. Todo tiene un final. Todo acabará algún día para nosotros, mientras que para otros sólo empiece. La frustrante realidad de los juguetes, el hecho de vivir una inmortalidad parcial, cuyo fin es impreciso, pero que a la vez les obliga a ver generaciones y generaciones de gente y amigos que perderán, no es otra cosa que una manera de ver la vida como algo que hemos de asumir como efímero. Algo que debe apreciarse en cierto modo.



En esta ocasión, he visto la aventura con un esquema básico dentro de lo que ha sido su estilo precedente. La historia es frenética desde la primera secuencia. Las cosas se tuercen por un sucio golpe del destino y parece prácticamente imposible solucionarlas. Así, es como evoluciona la narrativa junto a la trama principal. Agradezco a Michael Arndt (guionista) el hecho de no notar un obsceno Deux es Machina en la manera de solventar los problemas por parte de los “protas”. Todo fluye perfectamente. Este esquema típico en PIXAR y más aún en Toy Story, me funciona (quizás a otros no, puede ser posible). Falta elogiar la elegancia mostrada al intentar evitar repetir arquetipos. Ya tuvimos un muñeco aparentemente amable como el Capataz Pete, pero resentido con su vida de juguete. El peluche Lotso podía habernos resultado igual si el tratamiento de su personalidad no se hubiese mostrado tan tempranamente y con tanta originalidad. De la misma manera, Rex no queda inmediatamente prendado de una juguete triceratops de su marca, tal y como hizo Mr Potato. Cosas de ese tipo hubiesen sido muy repetitivas.


Poco más podría expresar para transmitir una sensación global de lo que me ha resultado la película. Un golpe fresco en este caluroso verano. Me ha hecho sentirme bien por ir a ver dibujos al cine. Me ha hecho ver que “cosas de niños” como esta, nos aportan mucho a los mayores. Hablamos el mismo idioma pese a nuestra diferencia de edad. Percibimos de manera distinta, pero sentimos lo mismo. Los pequeños desconocen los valores que se les está transmitiendo, nosotros, tan solo los identificamos. Pero básicamente es lo mismo. Me alegra saber que el cambio a mayores no nos afecta en lo más esencial.

viernes, 23 de julio de 2010

Un Verano de Miedo

Nuestra literatura Pulp

Algo me ha hecho decidirme por escribir esto tras mi regreso de las vacaciones, algo misterioso, fantasmagórico, extravagante, y abracadabrante. Se trata de una serie de novelas, noveluchas mas bien. Escritas… bueno editadas sobre papel reciclado. Algo que devorábamos cuando éramos benjamines; mascando chicle, subidos a la rama de un árbol, en un columpio, o simplemente en el sofá de nuestra casa. No, no me refiero a los libritos pulp de historias extraordinarias, de detectives o de vaqueros. Me refiero a algo más contemporáneo, aunque igual en sus pretensiones. Algo cuya portada, saturada en colores nos mostraba una imagen, que por entonces nos transmitía bastante mal rollito. Algo que nos contaba una aventura terrorífica o fantástica, cuyo protagonista es un chavalín/na pubertoso/sa. Algo que brillaba en la oscuridad. Para aquellos “sin-infancia” que aún no sepan de lo que estoy hablando, me refiero a los libros de Pesadillas.



Bien, pues lo dicho, unas vacaciones de invitado en una casa. Una habitación en la que alojarme. Una estantería repleta de… Bueno, de lo que nos aborda el tema de hoy. “Que maravilla”, me digo a mi mismo. ¿Qué mejor oportunidad para revivir una adolescencia temprana, de manera rápida sencilla y amena? Pues tal y como os imagináis, muchas han sido las Pesadillas que han pasado por mis manos (¡Hay algo vivo!, Una aventura Espeluznante, La casa de la muerte, Sangre de Monstruo, Sangre de Monstruo II, La venganza de los Gnomos, La noche del Muñeco Viviente, Llamada a los bichos raros…). Puede sonar extraño que quiera interrumpir mis lecturas habituales y decida pasar las vacaciones leyendo literatura infantil de terror, si, tal vez si. No lo niego. Pero me pasó lo mismo que varios años atrás. Esas portadas, esos títulos, esas sinopsis que anunciaban una aventura divertida sin ninguna otra pretensión, me atrajeron, y me incitaron a zambullirme en las páginas con avidez. Recomiendo la experiencia a cualquiera que se atreva. Así, desde un punto de vista adulto, comprenderemos mejor a este escritor Neoyorkino, que pensó en hacerse de oro con una estructura muy simple y muy básica, hecha para pasar el rato así como las páginas.



Las historias toman como protagonista a un niño/a de doce años exactamente. Este suele tener una situación común u homogénea para un niño en EE.UU., con una pequeña variante o cambio; véase un camping, vacaciones en una casa ajena o una mudanza (este último es más que común). Su acompañante o sidekick será un hermano, amigo o mascota (estas no faltan casi nunca). Tras la historia fantástica, terrorífica o “ciencia-ficcionera”, narrada con un forzoso, y en ocasiones patético momento de suspense entre capítulo y capítulo, siempre hay un giro al final inspirado en series de formato televisivo como The Twilight Zone o Más allá del Límite, un cambio siniestro generalmente, que nos deja (ba) un regusto amargo, y de incredulidad.
Por lo tanto, ¿que hay tras esas portadas magistrales, maquetadas bajo un pringoso título fosforescente en el que se lee “Pesadillas”? Pues un bombazo, todo un negocio. Una estructura literaria similar al best-seller arquetípico, pero adaptada a niños de 10 a 14 años. Robert Lawrence Stine no escatimó en plasmar topicazos en sus páginas. Pero topicazos divertidos. Que en ocasiones enganchan (decídmelo a mí).


Todo ello no deja de ser, por otro lado novedad para unos (los más peques) y añoranza para otros (peques mayores, como yo), aderezado con una buena presencia, y extravagantes títulos. Nada más. “Mierda pulp” hablando en plata. Pero creedme, adoro esa mierda.

martes, 15 de junio de 2010

El culto contracultural

Círculo de Cinéfilos


Estamos quizás ante uno de los mejores escritores en castellano (español para los peninsulares y anglófonos) y sin duda uno de los más prolíficos. Sin embargo, pocos lectores podrían recomendarnos más de dos obras surgidas de su increíble intelecto, pues parece ser uno de esos extraños casos de “escritores malditos” que nos encontramos en nuestra literatura y que no hacen de su maldición bandera. Esto, sin duda les resta puntos entre los círculos y cónclaves de lectores que siempre citan como su libro favorito la única obra publicada de un escritor asiático que tuvieron que leerse en una edición de bolsillo que encontraron en la librería más antigua de la ciudad de Atenas, con la consiguiente dificultad que les supuso entender el griego moderno (puesto que en su época de estudiantes lo que se enseñaba era el griego clásico), y que no pueden prestarte por su gran valor y que te desaconsejan que busques pues la tirada fue más que limitada. No sé si he conseguido formaros una imagen mental del tipo de lector al que me refiero. Espero que sí.

Bueno tras esta disertación “culturetamente incorrecta” quería daros a conocer el porqué de mi opinión acerca del escritor catalán que nos ocupa. Es de esos pocos autores que aparte de contarnos una gran historia y hacernos reflexionar acerca de lo que nos está narrando (casi siempre en primera persona, lo que nos identifica poco a poco con el protagonista) nos hace pensar el porqué de la existencia del libro que tenemos delante, qué necesidad había de escribirlo. Y nos hace estrujarnos la sesera (no mucho, pero sí de manera gratificante) para ver la exquisita necesidad de que ese libro sea leído. Quiero introducir aquí la idea, tan llevada a cabo en el mundo del cine y tan desconocida (al menos para mí) en la literatura de destrozar los ideales, de despertarnos de nuestro dulce sueño de perfección. Para el público anglosajón, esta idea podría entenderse con el visionado de todas aquellas películas que siempre nos han vendido como “la pesadilla americana” o mejor dicho, el destrozo del llamado “sueño americano”. No quiero extenderme demasiado en la explicación de esto que yo considero un fenómeno, puesto que mi objetivo es más bien despertar la curiosidad de aquellos que tengan la suerte de encontrar en su camino uno de sus libros. Empezaré citando quizá los dos libros más célebres de su biblioteca: La ciudad de los prodigios y Sin noticias de Gurb, objeto ambas, de adaptaciones para otros medios. Creo que no podría encontrarse dos libros tan dispares y a la vez tan necesarios surgidos de una misma pluma. De hecho, me aventuraría a decir que su único nexo es que la historia de ambos tiene lugar en Barcelona.



En La ciudad de los prodigios se nos cuenta la historia del despegue cultural y económico de la ciudad que tuvo lugar con las dos exposiciones universales (1888 y 1929, llamada esta última “Exposición Internacional”) que han tenido lugar en la capital catalana. Todos tenemos en nuestra memoria la Expo y las Olimpiadas del año 1992, con su excelencia y la imagen que se proyectó en el mundo de nuestro país. Quién más quien menos se siente un pelín orgulloso de aquellos actos. Pues bien, ¿qué hubiera pasado si todos esos éxitos internacionales se hubieran forjado bajo explotación de los obreros y oscuras tramas inmobiliarias/mafiosas? Al menos el que suscribe, ya no se sentiría TAN orgulloso. Es en esto donde destaca Eduardo Mendoza, sacándonos de nuestra ensoñación, despertándonos sin ningún tipo de dulzura. Y es ahí donde radica su “maldición”: nadie quiere que un hecho que pareció fantástico quede empañado por nada. Ejemplos como éste nos los encontramos también en libros suyos más recientes como El asombroso viaje de Pomponio Flato, en el que nos narra un fragmento de la Historia Sagrada (judeocristiana, se entiende) totalmente inventado entre intereses inmobiliarios (una vez más), meretrices, dioses paganos que se aparecen y chistes escatológicos (una delicia de novela histórica para El Vaticano) o Tres vidas de santos, donde la definición de beatificación queda un poco en entredicho. Otra cosa aparte es Sin noticias de Gurb, un divertimento plagado de chistes políticamente incorrectos que invita a ser releído una y otra vez escrito con estructura de diario de bitácora de un marciano caminando por la ciudad condal.

¿Está el humor infravalorado en el mundo de la literatura? ¿No apreciamos que en el medio cultural considerado “más intelectual” nos digan cosas que no queremos oír? Servidor cree que las altas esferas, encargadas de otorgar los cada vez más devaluados premios literarios internacionales, priman las historias que son contadas por serlo y no aquellas que nos hacen pensar en porqué deberían escribirse.

Sea cuál fuere vuestra opinión no dejéis pasar al genial Eduardo.




Por: Cachito

lunes, 14 de junio de 2010

Círculo de Cinéfilos

Muy buenas Freaks du cinemà, aquí estoy de nuevo con la intención de proponeros un nuevo espacio (si creéis que he olvidado los anteriores, descuidad, en breves los volveréis a leer), un espacio en el que demos cabida a los libros. El Círculo de Cinéfilos. Creo que en el mundo del séptimo arte, las letras tienen una mayúscula importancia, no sólo para ilustrar a quienes son y serán futuros creadores de historias, sino para inspirar las propias imágenes que un libro podría tener. Millones y millones de páginas han sido plasmadas en el celuloide desde el nacimiento del cinematógrafo hasta nuestros días. Cuantiosos libros que han suscitado muchas de las películas que nos han hecho reflexionar, o directamente divertirnos. Por esto, quiero dedicar un espacio a la literatura (novela, ensayo, novela gráfica, comic...). Quiero comentar (os) y que me comentéis, diversas cosas acerca de las páginas que inspiraron una o varias películas. Pero tampoco nos pongamos límites, hablemos de aquellos libros que merezcan ser nombrados. Compartamos esto. Creo que con este intercambio, nos transmitiremos mucho más de lo que a primera vista se pueda intuir; Adaptaciones desconocidas, libros que han inspirado la más inesperada película, grandes relatos, interesantes películas, cómo adaptarías un libro digno de verse en película... Y lo que se os ocurra.




Como siempre, hablad a través de freaksducinema@gmail.com

martes, 8 de junio de 2010

¡¡Vengadores, reuníos!!

Brevemente me animo a dejaros caer esta pequeña noticia, avance, novedad o rumor que a unos cuantos les sorprenderá y les pondrá al día respecto a la futura producción de una de las películas que probablemente reventará taquilla y nos dejará un sabor amargo a sus fans. Una película que unirá diversas producciónes realizadas por separado, pero inspiradas en un mísmo universo. Imagino que sabéis que me refiero a... efectivamente, los típos del título que encabeza este artículo. Pues bien, la noticia parece referirse a la apariencia definitiva con la que podrán mostrarse en el celuloide, dos de los personajes de marras: El Capitán América y Thor. Sendos superhéroes interpretados por Chris Evans y Chris Hemsworth. Siendo honestos, me seducía más la idea inicial de que el wrestler Triple H, encarnase al dios en cuestión, pues dudo por igual del resultado de la interpretación de ambos, por lo que me quedo con la estética que transmiten. En cualquier caso, quienes tenéis que opinar sois vosotros, pues para eso pongo a disposición esta entrada con sus respectivas imágenes. Para que si haya una opinión, sea la vuestra.





Por otro lado, sí quería informar a los más interesados de que la película de los Vengadores comenzará a rodarse en Junio o Julio del 2011, a espectativas de estrenarse en 2012 en EE.UU. Será dirigida por Joss Whedon (si amigos, el papá de la serie Buffy Cazavampiros) y de la mísma manera, la coescribirá junto a Zak Penn (también ha colaborado en guiones como X-Men 2 o El Último Héroe de Acción). Sinceramente, no se espera nada realmente profundo en lo que vaya a contener esta película, y viendo lo poco que se arriesga últimamente en hollywoood al hacer guiónes de taquillazos, mucho menos. Pero no se debe perder toda esperanza. El equipo principal que se encargará de la película, no es del todo malo como hemos visto, y el reparto tiene sus partes buenas (Robert Downey Jr, Scarlett Johanson, Samuel L. Jackson o Edward Norton).

jueves, 3 de junio de 2010

Fishing for Taiji


-The Cove-
Louie Psihoyos

Me dispongo a abordar la crítica de un documental. Siempre me ha gustado escribir sobre ficción, por lo tanto esto es nuevo para mí. No es el género o formato audiovisual que más he deglutido, pero aun así me parece interesante. Tiene sus propias reglas, su lenguaje, sus estilos, errores comunes e incluso unidades fílmicas básicas (No hablemos de escenas y secuencias, hablemos de totales, recursos, colas, etc.). Conforme a esto (y a lo poco que se al respecto), puedo hablar de The Cove, como un interesante, y necesario proyecto, que Louis Psihoyos a realizado correctamente y que en conjunto, ya sea por montaje, producción o algún que otro responsable… Resulta convencional. No hay que reclamar nada distinto. No hay porqué exigir innovación. Simplemente el convencionalismo subyace en la manera de contar la historia, en la manera en la que se nos vende su propio punto de vista, con el que la mayoría estamos de acuerdo, imagino.


Nos situamos en Taiji, pueblo costero del distrito de Higashimuro, en la isla de Wakayama, Japón. Un apacible pueblo en el que las Ballenas, los delfines, y alguna que otra criatura de la familia de los cetáceos es el clamo principal para todo turista. Si aterrizas allí, parece que hubieses llegado a “Mundoballena”, una ciudad de ensueño fundada por ballenas, las mejores amigas de los habitantes. The Cove, nos muestra que hay algo oscuro tras esta histriónica apariencia de amigos del fondo del mar. Ric O’Barry, quien fue en su juventud entrenador del simpático Flipper, el Lassie acuático de los 60, conduce el documental junto con otro grupo de voluntarios. Una especie de Ocean’s eleven de Greenpeace. Cada uno preparado y formado en una especialidad. Es sencillo. Un sólo objetivo. Esta crew tratará de desmantelar, de mostrar al público, la cruel y despiadada matanza de delfines que se realiza en una pequeña bahía de la costa de Taiji. La verdad es que con esta premisa pinta muy bien.

No será una decepción lo que obtengamos tras la sinopsis expuesta, pues esta película despliega una brillante combinación de recursos mediante los cuales nos relatan, por un lado, un documental, en el que denuncia el trato de los delfines y muchos de los cetáceos (exportación, explotación…), los peligroso de comer carne de delfín, las cazas furtivas, y sobretodo el tremendo trabajo que ha llevado a cabo O’Barry, a favor de éstos animalillos. Por el otro lado, efectivamente, está la misión de éste comando pro-natura, que intenta esquivar a la policía secreta de Japón, los irritados y molestos pescadores, y algún que otro obstáculo; para así lograr las imágenes que evidenciarán tal crimen.

Ambas historias están entrecruzadas adecuadamente, a un ritmo sorprendente. En cada fase del documental desarrollado en Taiji, Louie nos muestra piezas que refuerzan las posturas que se defienden durante esta aventura. Esto logra convencernos a todos de cara a su campaña hasta conseguir tan ansiado objetivo, para que no dudemos de sus palabras o de la moralidad de algunos de sus actos. Chapó por el momento.



Lo que a continuación digo, no es una sarta de condenación y desdén a lo que un documental como The Cove supone, ni al documental en sí. Sólo que expresaré mi añoranza de cierta objetividad a la hora de revindicar algo. Ni siquiera se si debería exigir tanto. Honestamente creo que basta con no abusar del sensacionalismo. Esto es lo que pasa con esta película. Creo que en ocasiones abusa de una mirada dramática, y dolorosa para el ser humano hacia el problema que realmente le preocupa a O’Barry y su organización. Que está muy bien preocuparse por eso. Pero un problema que un ciudadano común tiene en cuenta, aunque le da su justa importancia, no se debe presentar como la guerra de Irak, por ejemplo. Primeros planos de las dulces caras caucásicas de los protagonistas norteamericanos llorando, mientras recuerdan las imágenes de los delfines siendo pescados (que si, que dan pena). Historias, testimonios de lindos surferos californianos diciendo cómo les salvaron los delfines de ataques de tiburones (¿algún respaldo audiovisual, o demostración tal vez?). La romántica y profunda descripción de lo que supone la mirada de un delfín, su inteligencia igual o superior a la del hombre (no exagero, se dice algo parecido, apoyado por imágenes de delfines accionando palancas, mientras los supervisan unos expertos). En fin, podría seguir con algún que otro ejemplo más, sin otro fin que tratar de ilustrar lo que puede chirriar un poco al ver este documental.

Creo que es parte del espectáculo mostrarnos un suculento plato en el que los ingredientes quizás sean lo de menos, pero que logre conquistarnos con su sabor. Como hace Mc Donalds. En serio, es el arte del engaño, debemos salir satisfechos, pese a que lo hayan realizado con material que no es de fiar. Me gustó The Cove, quiero decir, me entretuvo… Pero se echa de menos la habilidad de hacer que no se note, que en todo lo que se nos cuenta hay intención de manipular. Debe conquistarnos, golpearnos muy adentro, y hacer que nos dejemos llevar pese a las artimañas que haya detrás. Tal y como han hecho talentosos como Michael Moore, o Buñuel. Ellos tomaron su verdad, y nos la hicieron real y absoluta. Eso sí se sale de lo convencional.

lunes, 31 de mayo de 2010

Romero estaba loco, loco, loco


-The Crazies ayer y hoy-
George A. Romero/ Breck Eisner

Lo cierto es que pocas fueron las críticas buenas que recibí en su momento de la película de George A. Romero que realizó allá por el 73, The Crazies. Fue en la gran etapa de las sesiones “Grindhouse”, y en ese momento debutó en los cines de los barrios bajos junto con películas como Las colinas tienen ojos, Blackenstein o The Bloodfarmers. Desde que la vi, supe que pertenecía a esta línea de películas. Lo único que aleja The Crazies del resto de producciones de esta calaña es el director, su guión (a grandes rasgos), sus intenciones (sobre todo), y algún que otro sorprendente actor desconocido, al menos par mí, como Will Disney, de curioso nombre y habilidad para la interpretación.



No voy a elogiar esta película como obra maestra, gran película o algo por el estilo. Ni mucho menos. Pero si me gustaría mencionarla como curiosidad de la que al menos merece la pena pararse a comentar algo. Algo como un guión en el que se atreve a alejarse de la visión de los infectados en una plaga como el principal problema, es más, los muestra ocasionalmente peligrosos, pero inofensivos en líneas generales. ¿Su objetivo? El ejército, y la actitud negligente y conservadora del gobierno de EE.UU. junto con los altos mandos. No olvidemos que el bueno de Romero no deja de ser una versión ligada al cine de terror, y más antigua de Michael Moore. Como he dicho, el ejército es la verdadera fobia que se desata tras esta pandemia. A un ritmo inicial espectacular, la película te adentra en el caos que supone una situación extrema, tal y como se muestra para militares y altos mandos expertos e inexpertos a partes iguales. Y por supuesto, la consecuente frustración que ello supone para el pueblo. Los soldados actúan arbitrariamente, sin la información suficiente, y de manera ingenua en ocasiones. Y sobretodo, regidos por la norma de disparar antes de preguntar.

Básicamente remarco lo esencialmente interesante de la película, sus buenas intenciones, pero tiene sus grandes “peros” a pesar de éstas, y el buen ritmo narrativo que toma en su inicio, acaba perdiendo fuelle a medida que avanza, por desgracia. Cae de esta manera en un ritmo muy repetitivo y paralelo a la hora de alternar las tramas. La realización tiene bastantes fallas a mi parecer, quizás no sea para hablar de saltos de raccord, pero sí de soluciones de algunas escenas incómodas a la vista. Y si vamos ha hablar de incómodo, resaltar sobretodo, la biblioteca de sonidos que usan en la banda sonora. Oír un estridente sonido de ambiente para un bosque por el hecho de que los personajes están en el bosque, es algo que llega a sacar de quicio.



En mitad de todo este cruce de sensaciones, una película atractiva por un lado, serie B en exceso por otro… Creí quedar muy gratamente sorprendido por Will Disney, un particular personaje que hace de doctor, y lo hace realmente bien. Fue su única película… y yo me pregunto ¿Quizás me he vuelto también loco y veo cosas donde no las hay?





Lo que realmente tengo claro tras todo esto es que cuando se hace una película… hecha está. No es necesario hacer un remake. Y si se hace una propuesta de remake, ha de ser lo suficientemente interesante como para llevarla a cabo. Aquí sería cuando entra en escena Breck Eisner, director de Sahara, Thoughtcrimes, y algunas otras obras de televisión que junto con sus películas, no he visto.

Seamos honestos, y pensemos si realmente no se reutilizan otras películas de épocas anteriores para enmascarar una nueva producción convencional de género y llevarla a las salas a obtener del público lo que ya estaba previsto, ahorrándose el consecuente esfuerzo de arriesgarse produciendo una idea nueva, y que así peligre el hecho de contar con el público joven, mas los seguidores de la anterior versión de la película y algún que otro curioso. Bien, creo que se puede concluir mucho antes de ver The Crazies 2010. Pero tras éste visionado, quedé totalmente reafirmado.



La película toma la idea de Romero, que era como ya he dicho, la de unas personas que se vuelven locas tras contraer un virus infeccioso. Personas que acaban delirando mientras se mueren o bien, que quedan trastornadas de por vida. En alguna que otra ocasión son muy violentos. Con ello, en Hollywood hacen lo que más seguridad da a sus arcas: infectados. Que está muy de moda hombre. Zombies que no muerden, pero que son muy feos, y matan por doquier a la par que corren y gritan. Esto se une al otro frente: Soldados que son máquinas de matar, más o menos eficientes, pero que exterminan en definitiva (¿para que usar los de la anterior versión que caían en una proporción parecida a la gente del pueblo?), los obstinados soldados yankees de esta era que nos toca vivir. Ya tenemos dos peligros considerables, sólo falta añadir unos protagonistas en mitad de este jaleo, unos supervivientes que recuerden ligeramente a los de la primera película. Guapetones. Que den mejor imagen que interpretación. A ello le solapamos una aventura de terror y acción con las dosis de violencia políticamente correctas y todos (todos sin excepción) los tópicos que aparecen en cualquier película de género que se tercie. De hecho diría que resultan incuso un poco exagerados. Sólo os mencionare que el típico efecto de sonido que apoya los sustitos (que los hay a decenas), el “ssssssSSSSSWAAAAM”, ése… bueno, sólo hace falta que suene cuando un personaje va a abrir la tapa del vater. Grotesco, en serio.

No merece, a mi parecer, ningún elogio esta versión, pero los tiene, y no me apetece mencionarlos de lo harto que acabé. Pero seré justo… y escueto. El comienzo, como suele pasar siempre, promete muchísimo. La presentación de personajes y el conflicto inicial dan ganas de pegarse a la butaca, están muy bien realizados. Quedaros con esto: Partido de “Béisbol”, Hombre que quema su casa y gente atada a las camillas. Son secuencias que no os decepcionarán.



Acabaré diciendo de nuevo “no” a los remakes que aparecen como churros, los espectadores premiamos yendo a las salas, y los de Hollywood vuelven a hacer, una vez vista la recompensa. No saben que el cine lo dejaron muy atrás. Eso no es cine, es márqueting. Están locos. Romero quizás lo estaba cuando hizo esta película teniendo en cuenta su devenir profesional. Pero era su película. Y era cine, para bien o para mal.

viernes, 21 de mayo de 2010

Toma el dinero y rueda


-The Hunted-
William Friedkin

Desde luego que no tendría problema alguno en comparar visualmente otras obras de este creador con esta última. Obras como El Exorcista, para ser concretos; una concepción artística, visual y sonora que dista kilómetros de The Hunted. Pero vamos, no me ocuparé de esto. Comparar el resultado del devenir profesional del bueno de Friedkin es algo que cualquier persona puede hacer sin problema alguno. No se necesita ningún conocimiento específico. En serio.

Una película que se centra como tema de partida en un ex entrenador de soldados de la CIA, L.T. Bonham (Tommy Lee Jones). La supervivencia en mitad de la naturaleza, su especialidad. Su discípulo Aaron Hallum (Benicio del Toro). El asesinato, su necesidad. Ambos aman la naturaleza, pero de una manera distinta. Mientras Bonham actúa de forestal justo, legal y duro (muy duro, eso si), Aaron, es un vengador oculto entre el follaje, que elimina brutalmente a cuantos actúan de manera deshonesta contra la madre Gaia. Esta frenética carrera comienza cuando el rebelde discípulo de Bonham pasa por el cuchillo a tres furtivos armados en un “plis plas”. Eso es ilegal, y está mal. Por lo cual comenzará una carrera sin igual en la que Bonham, junto al FBI le perseguirán a lo largo de todo el metraje. Tiros, saltos, acción, sangre… imaginaos.



¿Por qué me molesto en hacer una reseña de un producto absoluta, y comprensiblemente creado para la rentabilidad en taquilla allá por el 2003? Es fácil de explicar: el director es bueno. Eso es algo que igualmente, lo puede saber todo el mundo que haya visto El Exorcista. Ya en su momento, y mientras la estaba viendo (sinceramente desconocía quien era el director hasta que vi los créditos finales) había cosas que dentro de lo que es un taquillazo de acción me sorprendía. Los personajes principales, protagonista y antagonista, están realmente bien construidos, en seguida te ves familiarizado con ellos, con su carácter, sus miedos e inseguridades. El trasfondo de estos se intuye al primer golpe de vista (aunque tampoco creo que esto sea un cumplido), y debido a sus motivaciones, ambos resultan atractivos, y porqué no, simpáticos (esto si es un cumplido, ¿Qué mejor que no estar totalmente en contra del antagonista?).

Es difícil intuir cierta personalidad en la realización de una película como esta. Pero es posible. Friedkin demuestra que no todo hay que enseñarlo, que se pueden economizar los planos a pesar de la premura que implica hacer una película de acción convencional. Se interesa por la interpretación de los actores principales, sus gestos, su manera de trabajar. Es una película de un reparto asequible, pero Friedkin lo aprovecha para que sean los artistas principales los que hagan a la obra brillar. Dentro de sus limitaciones. Aparte de eso, la fotografía es algo en lo que te fijas, y no por el aburrimiento. Creo que como poco es algo que también se debe valorar.

No se si mi intención es obtener la parte positiva de un producto que ha pasado por las salas sin pena ni gloria, por el hecho de que lo haya dirigido un artista de cierto renombre. Espero que no. Sólo pienso, que ante una situación profesional algo traslúcida, un buen director puede arriesgarse a hacer un encargo, o trabajo poco artesanal por la necesidad de trabajar (o cobrar una buena cantidad). Sin, por ello, descuidar su mirada. Sin inyectar cierta personalidad propia en el celuloide. Eso, al menos es lo que descubrí respecto a las imágenes de The Hunted. Que no era un trabajo visceral, propio. Que era Friedkin atrapado en los entresijos de la industria, luchando por seguir dirigiendo, viviendo del cine como profesión, a pesar de verse atado a un guión algo mediocre, cuyas últimas cien páginas se ven inmersas en una inacabable persecución sin sentido, de la cual hizo un esfuerzo por hacer de ella su First Blood particular.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Brainstorming


Siento la tardanza en comunicarme con vosotros. Realmente no se porque he dejado esto tan abandonado. Vamos a ver si organizo todo un poco y me pongo al día. Seguiréis leyéndome en los días siguientes. Más críticas, comentarios, vídeos y alguna que otra novedad. Y como siempre, publicaré cuantos artículos queráis enviarme a la dirección freaksducinema@gmail.com. Este es, y ha sido siempre un espacio para todos los bichos raros. Hablemos de todo lo que el cine nos de pie a hablar. Ocupemos esta dirección web para hacer una tormenta de ideas, y expresárnoslas los unos a los otros. Un brainstorming.

…Y hablando de Brainstorming, creo que nunca deberíais entrar a este enlace. Pero si lo haceis, dad vuestro mejor voto.

http://www.nikodemo.tv/concurso.php?pag=8&id=11894


De nuevo , mis disculpas. Espero que me sigáis leyendo.

viernes, 9 de abril de 2010

Master of puppets


Bunraku

Se trata de un tipo de teatro japonés, en el cual no hay intervención de personas como protagonistas, sino marionetas. Los títeres representan un tipo de teatro tradicional, de historias heroicas y trágicas, como Los Amantes Suicidas de Sonezaki.
Lo más correcto sería denominar este arte en un principio como “Ningyo Joruri”, que era la acepción original que solía poseer el teatro de marionetas en un principio. Esto era por la sencilla razón de que “ningyo” significa marioneta, y “joruri” narración. La historia era narrada por una persona mientras se desarrollaba, el narrador ponía todas las voces de los personajes.
El nombre de Bunraku lo ha adquirido posteriormente hacia mediados de la era Meiji, cuando en pleno esplendor del teatro de marionetas en Osaka (1805); un marionetista, Uemura Bunrakuken, estableció un pequeño teatro de Ningyo Joururi. Debido al éxito y la importancia que recabó logró formar una compañía lo suficientemente importante como para que un teatro, el Bunrakuza, adoptase su nombre en 1872.
Como es de suponer, la importancia principal dentro de este tipo de teatro reside en la marioneta o títere. Hay diferentes tipos de marionetas que varían de más a menos complejidad, la cual aumenta en función de la modernidad del guiñol. No es lo mismo una marioneta del siglo X, cuya composición es un traje en un palo, y una cara al final de éste; que una del siglo XVIII, concretamente 1733, cuando se introdujeron todos los trucos mecánicos aprendidos en el S.XVI gracias a los jesuitas, capaces de articular y mover incluso las manos.



La fisiología de las marionetas también es muy diversa, estas pueden ser tanto las marionetas clavadas en un palo, manejadas por una o más personas, dependiendo de su complejidad; las que se manejan a través de hilos (que implican también una complicada composición), y las gigantes, que son de tamaño humanoide, y que pueden implicar a más de una persona para situarse en su interior y manejarla.
Por último, las representaciones de Bunraku son realizadas en escenarios de dimensiones similares a las del teatro Kabuki, solo que están adaptados al tamaño proporcional que posean los títeres. Hay tres elementos esenciales dentro de la representación de una obra de teatro Bunraku: uno es la narración, que conducirá la historia, otro es la interpretación al laúd (la música tocada in situ es una constante de gran importancia dentro de todos los géneros del teatro japonés), y por último un hábil manejo de las marionetas, habilidad de cuya destreza se obtendrá toda la riqueza estética que implica este tipo de teatro.

jueves, 8 de abril de 2010

I, wanna theatre all daaaaay!!!



Kabuki

El Kabuki, es otro de los estilos de teatro japonés, un teatro orientado a las masas, y que se caracteriza principalmente por la manera estilizada de representar una obra y los maquillajes ostentosos de sus personajes. Sus sílabas indican lo que se quiere transmitir con su nombre; KA –danzar-, BU –cantar- KI –interpretar- (aunque también puede provenir de la palabra kabuku, lo cual le daría un significado parecido a “diferente”).
El nacimiento de este tipo de teatro es popular, parte del pueblo. En 1602, había una sacerdotisa (Izumo no Okuni) que conocía bien el arte de actuar. Junto con varios amigos, solía ir a la orilla de un río a representar asuntos del palacio. Mucha gente acudía a verla. Tuvo gran éxito y se llegaron a representar obras en la misma corte imperial. Pero una atmósfera de escándalo rodeaba a este tipo de teatro, y durante el shogunato Tokugawa, se expulsaron a todas las mujeres del teatro. Una vez sucedió esto, fueron los jóvenes los que tomaron el relevo y continuaron con esta tradición teatral, igualmente escandalosa debido a los temas tratados. Otro de los aspectos que hacía innoble al teatro Kabuki era el hecho de que sus actores, tanto mujeres como jóvenes, estuviesen disponibles para favores sexuales.
Finalmente, fueron los hombres (1653) quienes retomaron la interpretación del Kabuki. Lograron con el paso del tiempo, un estilo más sofisticado y estilizado. Pronto surgió la figura del onnagata, aquel que está especializado en maquillarse y actuar como si de una mujer se tratase.



Al tiempo de surgir, se creó un edificio para representar Kabuki, dentro de éste se construían palcos, y diversas partes. El escenario es de grandes dimensiones, con una entrada que se extiende hasta el lugar en el que se encuentra el público (para efectuar las entradas y salidas), también posee una amplia orquesta y varios trucajes mecánicos en el propio escenario, cuya utilidad para hacer efectos y cambios en la escenografía, se ve disculpada por el hecho de que no hay cortinas, y todo cuanto sucede es frente a los ojos del espectador. Esto último tuvo una importancia capital, ya que se relegó el texto a una importancia secundaria; mientras los efectos, cambios, acción, y diversas sorpresas, (como personajes voladores) acercaban al espectador al espectáculo en sí, y no a la obra.
En vez de máscaras, los actores de Kabuki, usaban maquillaje. Con el maquillaje se puede identificar que tipo de personaje interpreta cada uno, ya que a cada personaje le corresponde un color (por ejemplo, las mujeres son las menos coloridas, y a los valerosos guerreros se les identifica por los fuertes colores rojos). La ropa es menos ostentosa y pesada que en el teatro Nô, aunque son trajes de seda de gran calidad.
Las obras de Kabuki, son representaciones de larga duración; unas 8 horas. No se suele acudir a toda la obra en general, sino que se acude a las partes que más interesen de lo que viene señalado en el libreto.
Una curiosidad que merece la pena comentar dentro del Kabuki, es que, como en el fútbol, existe la afición a distintas familias de actores que representan Kabuki. En cada representación, se llevan los estandartes de la familia a la que se tiene devoción, y se le aplaude como tal.