jueves, 14 de octubre de 2010

Norweigan ninja

Sitges calling...

Thomas Cappelen Malling, se me hace todavía un director desconocido. Presentó en este festival una película sobre un comandante noruego, y su tropa de ninjas de élite, que salvaron Noruega durante la guerra fría ante toda posible intervención violenta por parte de Rusia o los EE. UU. En las noticias fue retransmitida su apariencia como la de un peligroso espía, pero lo que nadie sabía, es que realmente era un poderoso sensei. Amigos, estamos ante hechos reales.



Como he dicho, el director se presentó al público minutos antes de la proyección del film. Mi simpatía y la de muchos le fueron regaladas sin reparo debido al derroche de entusiasmo y sentido del humor que mostró en el poco tiempo que le dejaron hablar. Este hombre estaba realmente motivado e ilusionado con su trabajo. Merecido aplauso.

Respecto a su film. Bueno, hay diversidad de opiniones, pero ninguna de estas termina de verlo como una obra redonda, o una buena obra. Tiene cualidades positivas, pero no remata el conjunto fílmico. Sobretodo narrativamente.

El comienzo es brutal, con un estilo documental de los ochenta y una textura cercana casi al súper ocho, nos muestra un vídeo clandestino que presenta a este peculiar clan. Es un derroche auténtico de sentido del humor ácido e inteligente. Muchos de los presentes lo identificaron con el sello Monthy Pyton. Y es que es obvia una influencia de éste tipo, no sólo en el ámbito humorístico, sino en el formal; por las maquetas y decorados abusivamente falseados en ocasiones, por los interludios, o cortes de la narrativa para explicar cualquier arma, gadget o misión a cumplir, por el absurdo como fin cómico, etc.



Por otro lado, subrayo que la narrativa avanza a trompicones, de manera extraña e imprecisa. La información se dosifica mal, y ello contribuye a cierto caos en el receptor. A esto se le suma que la película es excesivamente localista en cuanto a política noruega se refiere.

En definitiva es una película confusa, y a expensas de rematar. Pero tiene un director en el que un servidor confía por su atrevimiento al contar esta historia, de ésta manera, y con esa fotografía video-vintage, que repito… me gustó.

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