jueves, 8 de abril de 2010

I, wanna theatre all daaaaay!!!



Kabuki

El Kabuki, es otro de los estilos de teatro japonés, un teatro orientado a las masas, y que se caracteriza principalmente por la manera estilizada de representar una obra y los maquillajes ostentosos de sus personajes. Sus sílabas indican lo que se quiere transmitir con su nombre; KA –danzar-, BU –cantar- KI –interpretar- (aunque también puede provenir de la palabra kabuku, lo cual le daría un significado parecido a “diferente”).
El nacimiento de este tipo de teatro es popular, parte del pueblo. En 1602, había una sacerdotisa (Izumo no Okuni) que conocía bien el arte de actuar. Junto con varios amigos, solía ir a la orilla de un río a representar asuntos del palacio. Mucha gente acudía a verla. Tuvo gran éxito y se llegaron a representar obras en la misma corte imperial. Pero una atmósfera de escándalo rodeaba a este tipo de teatro, y durante el shogunato Tokugawa, se expulsaron a todas las mujeres del teatro. Una vez sucedió esto, fueron los jóvenes los que tomaron el relevo y continuaron con esta tradición teatral, igualmente escandalosa debido a los temas tratados. Otro de los aspectos que hacía innoble al teatro Kabuki era el hecho de que sus actores, tanto mujeres como jóvenes, estuviesen disponibles para favores sexuales.
Finalmente, fueron los hombres (1653) quienes retomaron la interpretación del Kabuki. Lograron con el paso del tiempo, un estilo más sofisticado y estilizado. Pronto surgió la figura del onnagata, aquel que está especializado en maquillarse y actuar como si de una mujer se tratase.



Al tiempo de surgir, se creó un edificio para representar Kabuki, dentro de éste se construían palcos, y diversas partes. El escenario es de grandes dimensiones, con una entrada que se extiende hasta el lugar en el que se encuentra el público (para efectuar las entradas y salidas), también posee una amplia orquesta y varios trucajes mecánicos en el propio escenario, cuya utilidad para hacer efectos y cambios en la escenografía, se ve disculpada por el hecho de que no hay cortinas, y todo cuanto sucede es frente a los ojos del espectador. Esto último tuvo una importancia capital, ya que se relegó el texto a una importancia secundaria; mientras los efectos, cambios, acción, y diversas sorpresas, (como personajes voladores) acercaban al espectador al espectáculo en sí, y no a la obra.
En vez de máscaras, los actores de Kabuki, usaban maquillaje. Con el maquillaje se puede identificar que tipo de personaje interpreta cada uno, ya que a cada personaje le corresponde un color (por ejemplo, las mujeres son las menos coloridas, y a los valerosos guerreros se les identifica por los fuertes colores rojos). La ropa es menos ostentosa y pesada que en el teatro Nô, aunque son trajes de seda de gran calidad.
Las obras de Kabuki, son representaciones de larga duración; unas 8 horas. No se suele acudir a toda la obra en general, sino que se acude a las partes que más interesen de lo que viene señalado en el libreto.
Una curiosidad que merece la pena comentar dentro del Kabuki, es que, como en el fútbol, existe la afición a distintas familias de actores que representan Kabuki. En cada representación, se llevan los estandartes de la familia a la que se tiene devoción, y se le aplaude como tal.

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