viernes, 9 de abril de 2010

Master of puppets


Bunraku

Se trata de un tipo de teatro japonés, en el cual no hay intervención de personas como protagonistas, sino marionetas. Los títeres representan un tipo de teatro tradicional, de historias heroicas y trágicas, como Los Amantes Suicidas de Sonezaki.
Lo más correcto sería denominar este arte en un principio como “Ningyo Joruri”, que era la acepción original que solía poseer el teatro de marionetas en un principio. Esto era por la sencilla razón de que “ningyo” significa marioneta, y “joruri” narración. La historia era narrada por una persona mientras se desarrollaba, el narrador ponía todas las voces de los personajes.
El nombre de Bunraku lo ha adquirido posteriormente hacia mediados de la era Meiji, cuando en pleno esplendor del teatro de marionetas en Osaka (1805); un marionetista, Uemura Bunrakuken, estableció un pequeño teatro de Ningyo Joururi. Debido al éxito y la importancia que recabó logró formar una compañía lo suficientemente importante como para que un teatro, el Bunrakuza, adoptase su nombre en 1872.
Como es de suponer, la importancia principal dentro de este tipo de teatro reside en la marioneta o títere. Hay diferentes tipos de marionetas que varían de más a menos complejidad, la cual aumenta en función de la modernidad del guiñol. No es lo mismo una marioneta del siglo X, cuya composición es un traje en un palo, y una cara al final de éste; que una del siglo XVIII, concretamente 1733, cuando se introdujeron todos los trucos mecánicos aprendidos en el S.XVI gracias a los jesuitas, capaces de articular y mover incluso las manos.



La fisiología de las marionetas también es muy diversa, estas pueden ser tanto las marionetas clavadas en un palo, manejadas por una o más personas, dependiendo de su complejidad; las que se manejan a través de hilos (que implican también una complicada composición), y las gigantes, que son de tamaño humanoide, y que pueden implicar a más de una persona para situarse en su interior y manejarla.
Por último, las representaciones de Bunraku son realizadas en escenarios de dimensiones similares a las del teatro Kabuki, solo que están adaptados al tamaño proporcional que posean los títeres. Hay tres elementos esenciales dentro de la representación de una obra de teatro Bunraku: uno es la narración, que conducirá la historia, otro es la interpretación al laúd (la música tocada in situ es una constante de gran importancia dentro de todos los géneros del teatro japonés), y por último un hábil manejo de las marionetas, habilidad de cuya destreza se obtendrá toda la riqueza estética que implica este tipo de teatro.

jueves, 8 de abril de 2010

I, wanna theatre all daaaaay!!!



Kabuki

El Kabuki, es otro de los estilos de teatro japonés, un teatro orientado a las masas, y que se caracteriza principalmente por la manera estilizada de representar una obra y los maquillajes ostentosos de sus personajes. Sus sílabas indican lo que se quiere transmitir con su nombre; KA –danzar-, BU –cantar- KI –interpretar- (aunque también puede provenir de la palabra kabuku, lo cual le daría un significado parecido a “diferente”).
El nacimiento de este tipo de teatro es popular, parte del pueblo. En 1602, había una sacerdotisa (Izumo no Okuni) que conocía bien el arte de actuar. Junto con varios amigos, solía ir a la orilla de un río a representar asuntos del palacio. Mucha gente acudía a verla. Tuvo gran éxito y se llegaron a representar obras en la misma corte imperial. Pero una atmósfera de escándalo rodeaba a este tipo de teatro, y durante el shogunato Tokugawa, se expulsaron a todas las mujeres del teatro. Una vez sucedió esto, fueron los jóvenes los que tomaron el relevo y continuaron con esta tradición teatral, igualmente escandalosa debido a los temas tratados. Otro de los aspectos que hacía innoble al teatro Kabuki era el hecho de que sus actores, tanto mujeres como jóvenes, estuviesen disponibles para favores sexuales.
Finalmente, fueron los hombres (1653) quienes retomaron la interpretación del Kabuki. Lograron con el paso del tiempo, un estilo más sofisticado y estilizado. Pronto surgió la figura del onnagata, aquel que está especializado en maquillarse y actuar como si de una mujer se tratase.



Al tiempo de surgir, se creó un edificio para representar Kabuki, dentro de éste se construían palcos, y diversas partes. El escenario es de grandes dimensiones, con una entrada que se extiende hasta el lugar en el que se encuentra el público (para efectuar las entradas y salidas), también posee una amplia orquesta y varios trucajes mecánicos en el propio escenario, cuya utilidad para hacer efectos y cambios en la escenografía, se ve disculpada por el hecho de que no hay cortinas, y todo cuanto sucede es frente a los ojos del espectador. Esto último tuvo una importancia capital, ya que se relegó el texto a una importancia secundaria; mientras los efectos, cambios, acción, y diversas sorpresas, (como personajes voladores) acercaban al espectador al espectáculo en sí, y no a la obra.
En vez de máscaras, los actores de Kabuki, usaban maquillaje. Con el maquillaje se puede identificar que tipo de personaje interpreta cada uno, ya que a cada personaje le corresponde un color (por ejemplo, las mujeres son las menos coloridas, y a los valerosos guerreros se les identifica por los fuertes colores rojos). La ropa es menos ostentosa y pesada que en el teatro Nô, aunque son trajes de seda de gran calidad.
Las obras de Kabuki, son representaciones de larga duración; unas 8 horas. No se suele acudir a toda la obra en general, sino que se acude a las partes que más interesen de lo que viene señalado en el libreto.
Una curiosidad que merece la pena comentar dentro del Kabuki, es que, como en el fútbol, existe la afición a distintas familias de actores que representan Kabuki. En cada representación, se llevan los estandartes de la familia a la que se tiene devoción, y se le aplaude como tal.

martes, 6 de abril de 2010

Tras la máscara




El teatro Nô, ha estado siempre identificado por ser un tipo de teatro cortesano, abierto sólo a unos pocos privilegiados, gente importante. Se trata de un teatro minimalista, de un lenguaje elaborado y arcaico. Suele representar dramas aristocráticos, que tienen relación con alguna trama histórica o leyenda. Este tipo de obras de teatro se representan sobre un cuadrilátero elevado sobre el público, que se coloca a dos de los lados de éste. En uno de los extremos se coloca un coro cuyos cantos acompañan al desarrollo de la obra. Junto a éstos, en uno de los extremos contiguos están los músicos que acompañan la narración. En el centro del escenario, con trajes recargados y máscaras (no hay telón, sino una torre en cada esquina para simular el palacio) están los actores, que representan con movimientos suaves, y elegantes la obra en cuestión. La obra se desglosa en cinco partes, de una hora aproximadamente cada una.
A pesar del tema tratado habitualmente en las obras de teatro Nô, el principio mítico se centra en “las danzas de la diosa de la risa”. Desde el siglo XIV antiguos actores, padres del Nô, han estado escribiendo tratados teóricos sobre la representación de éste tipo de teatro, estudiando distintos puntos de emisión, distinta colocación de los personajes y su caracterización hasta llegar a obtener tras el paso del tiempo, el teatro con las características que hoy en día tiene.



Las máscaras, han estado pensadas desde antaño, para que representasen a un único personaje (el anciano, la mujer, el noble…). No sólo han tenido importancia los personajes, los animales (incluyendo también plantas, hongos –setas- e insectos) han tenido también cierto valor en el desarrollo de las obras; ellos hablan con los personajes, les dan a conocer malas noticias, etc. El papel del mal también adquiere notoriedad. Las elaboradas máscaras de demonios sirven para mostrar la presencia de éstos, en el entorno de los protagonistas, como les tientan, y engañan. Por el contrario, los dioses no intervienen; siempre suele aparecer un pino en una representación Nô, que muestra un lugar alto desde el cual los dioses observan la obra, todo cuanto sucede sin intervenir en ello.

What If...

...David Lynch hubiese dirigido La Tropa Goofy?


Si no pongo este video reviento. He visto muchos vídeos como éste. Vídeos en los que remontan películas para diseñar trailers alternativos a partir de relatos de un género concreto. Pero éste, éste es particularmente bueno. Una genialidad. Todo empezó para mi buscando algún que otro capítulo de Dumbland, la primera (y puede que última) serie de animación de David Lynch. Como poco merece la pena ver un capítulo para saber a que atenerse. Pero éste no es el tema. El caso es que uno de los vídeos relacionados me llamó particularmente la atención. ¿La Tropa Goofy dirigida por Lynch? Evidentemente, supe que era un fake o un fan trailer, pero no creía que me sorprendiese tanto lo que vi. Su director, Cody Richeson, un joven realizador estadounidense, supo lo que se hacía al montarlo. Captó el verdadero sentido de lo que hay tras Lynch.




PD: Comprueben en Reflexiones de repronto, qué es Goofy exactamente...

What If…?

Hola de nuevo, aparezco esta vez con una nueva sección que he estado rondando últimamente, y que espero dé resultado. Sí, se llama “What If…?”, como anuncio en el título. Sencillo, me baso en aquella grandiosa colección Marvel que hizo allá por los años 70, hasta mediados de los 80. Uatu, uno de los Vigilantes (aquellos seres cósmicos que vigilan la realidad de distintos universos), era el narrador de distintas historias de la realidad de nuestros superhéroes, si en un punto determinado de su vida tal y como la conocemos… hubiesen tomado otro rumbo, y las consecuencias que les hubiese traido. Bien, ¿y si (What if…?) tomamos a nuestros superhéroes y los tornamos en "el cine" como tal? Nuestro gran héroe por otra parte, pues en numerosas ocasiones nos ha aislado de los problemas de la vida. Preguntémonos qué podríamos ver si la realidad hubiese sido de otra manera, verazmente o hiperbólicamente. Algo así pretendo con esto. Me gustaría mostraros, aquellas reseñas o noticias, de producciones abandonadas, y que comentemos en la medida de lo posible, cómo habría afectado esto al cine. A la realidad. No sólo eso, creo que curiosidades y pequeñas bromas y adaptaciones podrían amenizar de igual manera esta sección. Que os parece. ¿Y si o intentamos?

Se abre el telón…

…Y resulta que hace poco salí del teatro de Canal, de ver Frankenstein, de Mary Shelley. Una tremenda adaptación. Un estudio (más que eso) de la obra en sí, con sus repercusiones sociales e intelectuales plasmadas… Y personificadas. Una obra que se acerca al horror gótico de manera veraz y sorprendente; con una actuación brillante, y una demostración ejemplar de viento (flauta travesera) y cuerda (piano, y violín) en directo. El entusiasmo me hizo vibrar. Me sentía hiper-estimulado. Cuando la inspiración, la alegría y el arte te golpean en la cabeza (en la “puta cabeza” como diría Bono de U2), con unas vibraciones sin iguales, se alcanza uno de esos momentos en los que la euforia provoca reacciones tales como entrar a una librería y comprarse un buen libro. Si. Eso es lo que necesitaba. Un buen libro. Mientras comentaba la obra preso del entusiasmo, me acercaba a la primera tienda que tuviese a mano, tanteando y pensando en mi compra. Una compra que fuese ejemplar… que estuviese a la altura de lo visto (Hemingway, Joyce, Dostoievski, Poe…). Un manga. Al final me compré un manga. Júzguenme ahora ustedes… En fin, ¿A qué iba yo con todo esto? Ah, sí. La cosa es que teatro y Japón, me hicieron asociar ambas ideas (yo y mi magistral mente en pleno esfuerzo), recordándome al teatro japonés. Su tremendo trasfondo. Su impecable cultura… Y su enigmático mundo. ¿Conoce la gente el teatro japonés? ¿Sabe la gente los estilos principales y las influencias suscitadas? ¿De igual manera, se han parado a pensar porqué algunas películas japonesas os resultan “lentas” (magnífico vocablo, sobretodo aplicado al cine)? Estas, y otras cosas, pretendo mostraros en los días que siguen haciendo una sucinta reseña sobre los principales estilos de teatro japonés. Creo que nos vendrá bien a todos. Que lo disfruten.