viernes, 12 de marzo de 2010
De brujos, fuego y guerreros zen
-Twin Peaks. Fire walks with me-
David Lynch
Abordamos en este caso, ni más ni menos que al afamado director David Lynch. No sólo director de cine. Guionista, pintor, músico, fotógrafo y diseñador de mobiliario (recordemos, los que lo hemos sufrido, su cortometraje Lamp); en definitiva un completo artista. Un GENIO. En mayúsculas, pues es bien sabido por todos el tipo de cine que crea. Arriesgado, experimental. Un cine que requiere un gran esfuerzo intelectual por comprenderlo, aunque no esta ahí el mérito. Podemos prescindir de toda comprensión a alcanzar. Lynch sugiere, tiene elegancia para transmitir sensaciones, muy intensas, casi terroríficas. Es capaz de manejar el propio lenguaje onírico. El de los sueños. Un lenguaje con el que puedes elegir entre tratar de comprenderlo, interpretarlo… o simplemente ser su anonadado espectador. Dejándote llevar. No necesita que le digan cómo contar una historia con un lenguaje “común”, por así decirlo. Sabe hacerlo, lo ha demostrado. Y ahí están sus películas (El hombre elefante. Una historia verdadera).
Twin Peaks. Fire walks with me, es la película que vino a representar la precuela de lo que fue la exitosa serie escrita y dirigida en su mayor parte por Lynch: Twin Peaks. Es la película de la que quiero hablar. De la que merece la pena hablar. Porque fue un auténtico desastre de taquilla. Porque se llevó sus peores críticas. Y aun así tiene algo. Un contenido que vigoriza y refresca la serie en sí. Que abre nuevos campos. Descubre nuevas verdades. Una película más de David Lynch con todas las de la ley. Y sin embargo rechazada. Olvidada por el público. La convierte en un pequeño tesoro oculto. Olvidado. Una caja de Pandora que merece la pena abrir.
¿Por qué deja huella? Sencillo. Nuestro artesano desarrolla una narración fiel a su lenguaje. Una corrupción de lo real. Navega entre tinieblas y realidad. En su concepción se deja llevar por cuanto quiere transmitir sin obviar aquello que nos hace estremecernos. El ingenio a la hora de resolver secuencias, sigue haciendo mella en la retina de un servidor tal y como lo hizo Eraserhead. ¿Qué es el simio en primerísimo primer plano en la secuencia clímax?¿Por qué unas linternas ajenas a la realidad de la narración, iluminan de cara al espectador todo cuanto ocurre?¿Y los espíritus que advierten a Laura, que la acechan (una anciana senil, un enano, un niño con una máscara improvisada)? ¡Por favor! ¿Que significan todos esos enigmas? ¿Por qué nos atormentan? ¿Es que acaso no nos sugieren algo oscuro tras las colinas de este maldito pueblo?
Rescata conceptos de la serie. Los retoma, y los desarrolla con un tratamiento más amplio. Un tratamiento que completa al anterior. Toma la historia de la serie y la reanima, la devuelve a la vida, transportándonos al lugar del detonante. El elemento raíz de la serie. El gran enigma. La muerte de Laura Palmer. Con esta especie de nigromancia logra completar (cosa que no significa lo mismo que llenar un vacío) lo que vimos en la serie. No tenemos por que entenderlo. Pero todo cuanto se nos sugirió, queda patente como una verdad absoluta. ¿Hay algo tras el fuego? Si. Definitivamente sí. Twin Peaks la mancha de hollín que queda tras una hoguera, tras un incendio. Se nos descubre como tal. Como la marca de aquello abordado por lo siniestro. Por el poder. ¿Qué nos queda? Nos queda nuestra propia visión para juzgar aquello que vemos. Y que hemos visto. Podemos deducir que Bob y el Hombre Manco son más que poderosos vestigios de un aquelarre o logia de brujos, cuya enemistad final queda determinada por la corrupción. La perversión. El mal que atrapó con sus fauces a Bob. Que sigue vivo. Que vigila y corrompe el pueblo con sus lechuzas. Sus familiares. Sus ojos. Fuego. Su forma. Abstracta e imperturbable. Aterradora. Tenemos entonces licencia para ver al agente Cooper como un cruzado místico. Podemos hacerlo pues Lynch, se toma la molestia de hacernos ver que toda habilidad sobrenatural que desarrolla ése a lo largo de la serie, es innata en su ser. No es un agente astuto y simpático. Es un guerrero zen. Sabio. Premonitorio.
Puedo concluir esto. O quizás lo otro. Todo es probar. Pero lo importante es que la película me lo permite. Me da pie a ello. Sugiere una interpretación. Quizás he sido agradable en exceso con la opinión que me reporta (no voy a obviar aun así el disgusto que me produjo cierto cambio de reparto de última hora), porque quiero compensar su mala fama de manera inconsciente. Pero es cierto que durante dos horas, fue capaz de trasladarme y retomar un lugar en el que ya estuve. Pero que no ví. Las últimas horas de Laura Palmer me hicieron reflexionar sobre la historia de éste pequeño valle entre dos montañas, tanto como pudo hacerlo toda la serie.
Etiquetas:
Bob,
brujos,
David Lynch,
fuego,
guerreros zen,
Laura Palmer,
lechuzas,
misterio,
onírico,
película,
perversion,
serie,
Twin Peaks
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Buena crítica. La película pese a no ser necesaria para entender la serie, sí ofrece un punto de vista muy interesante y arroja un poco de luz (a lo David Lynch, claro) sobre cómo y el porqué sucedería todo, es totalmente complementaria a ella.
ResponderEliminarEs interesante tambien el descubrir cómo era Laura a través de la propia Laura, no poquito a poco y de manos de los presonajes de alrededor suya como sucede en la serie.
El único fallo que veo en la película es que algunos de los personajes con peso dentro de la serie, a los que estás muy acostumbrado a ver, son interpretados por otros actores, lo que te chirría un poco a la vista y tardas en asimilarlos.
Por el resto, grandes dosis de formula Devid Lynch, de tal forma que acabas quedándote con buena sensación después de haberla visto.
Ánimo!
X
Lo cierto es que este comentario no cabe aquí ni quizás en ningún otro post del diario, pero creo que os resultará muy interesante leer esta entrevista a JJ Campanella:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/cultura/cine/mejora/todas/partes/salvo/Hollywood/elpepicul/20100315elpepicul_3/Tes